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martes, 9 de diciembre de 2014

Medianoche


Un cielo de fuegos se tragó su inocencia.
Luego eructó...
y pidió perdón.


El zorro y yo.



(De tinta hasta los pies).


Animal cansado de dientes rotos,
muérdele el cráneo a la luna.
Apáganos la luz.

Esta ancianidad tartamuda, que muere de pena,
con las manos sobre el vaho del farol blanco 
se ve perpetua.

He de entrar en esta casa redonda que, 
en calma (calma antigua) se reposa,
pero se esparcen hilos de tiempos tranquilos
sólo por fuera del hogar.

Y aquí dentro, de la ventana me sostengo, 
apretando los los ojos...
hasta romperme.

Animal cansado... cánsate, por favor.
Cánsate, y hazle caso a la tierra.

Ve profundo y ya no vuelvas.




domingo, 2 de noviembre de 2014

Cronoscopio. La tormenta adolorida.



Alguien que conmueva al paso del tiempo.


Será silenciosa la rotura.
Temible, invisible.

Será aguda, como el quejido de las rocas,
como los ojos silenciosos de los pájaros.

En el puente hacia la tormenta del alma,
él no muere de dolor.

En el puente, él muere de miedo.
Muere de diagnóstico.

domingo, 6 de abril de 2014

No sabemos nada del silencio.



Reflejo negro



Reflejo negro.

La luna, como amante natural de todos los tiempos, enmudece cuando el sabio calla.

Las olas huérfanas languidecen en las esquinas. Sin voz ni lengua, sin madre ni sangre.

Ni en vida ni en muerte. 
Se deshabita la sombra del silencio. 

Las manos se abren, vacías hacia el cielo 
y la piedra en el mar
abre los ojos.

Trueno mudo
Ocre profundo.

Esa es la Revolución.